Hay momentos corrientes en nuestra vida en que, de una
manera insidiosamente sutil, se van infiltrando pensamientos que camuflan muy
bien su carácter destructivo y antes de que nos demos cuenta, estamos
prisioneros en una dimensión irreal que
para nosotros (durante esos momentos) es
veraz y autentica. Provocado, en nosotros, un estado de
embotamiento, mientras la corriente invisible de pensamientos negativos, nos
conduce hacia sombrías oscuridades sin que nos demos cuenta.
En esos momentos olvidamos completamente que se debe a
carencias de energía en nuestro cuerpo de energía, o/y se debe también a un
nivel de estrés en menos en la escala Hartmann 2012.
Lo extraordinario ocurre cuando durante en un resquicio de
claridad consciente nos damos cuenta y pasamos a la acción, para salir de esos
estados, los cuales, en realidad, se nos presentan una oportunidad para
evolucionar.
Esta mañana me ha ocurrido una situación de estas,… y…
cuando estaba sintiendo la opresión de miedos, dudas, desganas, apareció a través
de la niebla fría que provocan el miedo y el estrés, un hueco diminuto de luz
transparente. El cual me ha permitido en un instante conectar con el estar
agradeciendo y como un alud han
aparecido tantas cosas por estar agradecido, toda una serie de emociones
positivas me ha embargado. Mi vida desde ese momento, mi día, es completamente
diferente, está acompañado de sonrisas, de bienestar, de ilusiones.
Estos momentos, que en lenguaje coloquial plasmamos
literalmente, de “bajón”, en realidad se nos presentan como una oportunidad de evolución
espiritual, como un regalo, para aprender y generar reacciones diferentes ante
una situación dada.
Es sobre todo una carga de seguridad maravillosa que nos
embarga de fe; la pasión por lo posible, y vemos al mundo con nuevas miradas
plenas de brillos, transparencias, sonrisas y esperanza.
Guillermo Peña A.
www.visionevolucion.com
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