domingo, 22 de mayo de 2016

Al juzgar distorsionamos la visión de la realidad


Juzgamos a los demás (y nos autoguzgamos, a nosotros mismos, aún con más ahínco).



Este tipo de reacciones son mecánicas, irreflexivas, automatizadas, predecibles.

Nos comportamos como máquinas biológicas.
 Los comportamientos, reacciones, actitudes, que juzgamos en los otros, nosotros mismos las vamos a repetir en algún momento dado, y muchas veces, tan solo nos daremos cuenta cuando los demás reaccionen.

Juzgar es sobre todo una pérdida de tiempo de vida, es insalubre para nuestro bienestar y el de los demás.
Lo sabemos, y no queremos responder así, pero el mecanismo está tan bien integrado en nuestro sistema, y el juzgar surge tan naturalmente, que prácticamente no nos damos cuenta hasta que nos salpica lo que hemos estado proyectando.




Muchas veces en la singladura del juzgar se entremezclan emociones y sentimientos perjudiciales como el miedo, el enfado etc. lo que hace que se distorsione aún más nuestra percepción de la realidad.

Cuando aprendemos a ver hacia y desde adentro,  aparecen, visibles, los entramados comportamentales, lo que nos posibilita el poder remediarlos.

Juzgamos porque no vemos a los demás y nos autojuzgamos porque no nos vemos.

Lo que vemos cuando juzgamos es una materialidad irreal que ha construido nuestro sistema de creencias y que pone en marcha a nuestros mecanismos
de funcionamiento automatizado creado por hábitos casados con estas certidumbres limitativas.

Guillermo Peña A.


No hay comentarios:

Publicar un comentario