Veamos un ejemplo: Los niños que carecen de amor propio, por cualquier razón, buscarán la aprobación de los demás.
Ocurre que contraen sus cuerpos y mentes en nudos apretados para asegurar un rendimiento impecable académico y social.
He estado trabajando con los factores emocionales, y las personas han mejorado no solo a resolver los problemas de la vida que los han perseguido desde la primera infancia, sino que han mejorado su visión; SIEMPRE acompañada de cambios en los patrones de personalidad, esto quedó muy patente en una experiencia que realicé con personas miopes e hipermétropes.
Otra creencia;
“Los problemas de visión son genéticos”.
Esta creencia tuvo su influencia en el mundo de los especialistas médicos de los ojos, durante bastante tiempo, hasta que se probó que la habilidad para ver no viene prefijada al nacer.
Solo el 3 personas de 100 de la población nace con problemas de visión. En España 35 personas de cada 100 están declarados como miopes.
El resto de usuarios de gafas desarrollan esta necesidad de uso a lo largo de su vida.
Así como aprendemos a caminar o hablar, al igual aprendemos a ver.
Lo más acertado es afirmar que hemos nacido con una visión correcta y hemos aprendido a forzar y esforzar para ver, este no ha sido un aprendizaje deliberado y consciente, nadie nos ha enseñado.
La realidad es que hemos estado utilizando una manera inapropiada de usar nuestros ojos y cerebro, la mayoría de las veces por contener estados de estrés, tensión, mental y emocional, lo que nos ha llevado a tener una vista borrosa, mediocre, insuficiente.
Guillermo Peña A
No hay comentarios:
Publicar un comentario