Nuestras
vivencias diarias están repletas de una actividad incesante de pensamientos y
sentimientos, a menudo, muchos de ellos producen una constante conmoción mental y emocional. Nos encontramos constantemente inundados por
las olas de experiencias del pasado.
Estas fuerzas antiguas, combinadas con
nuestras reacciones mecánicas, asociativas, nos hacen creer cierta una realidad descompasada con el momento presente.
Este falso
yo que vivimos es inconsciente. La mayoría de las personas nunca sospechan que están
viviendo sus vidas por algo con menos sustancia que una sombra.
Nuestra tarea
es llegar a ser cada vez más conscientes de nosotros mismos.
Conectarnos con la
luz interior (alma y corazón) es el único poder que puede resolver el
cautiverio creado por la oscuridad interior.
Guillermo
Peña A.
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