Las personas miopes e hipermétropes ven haciendo
esfuerzo, se pasan los días, los años, forzando para ver, lo que con el tiempo
genera un desgaste considerable.
Sin embargo, cuando las personas disuelven el constante
ruido de su mente, y, sienten
un flujo natural de conexión con ellos mismos, con su entorno, con otras
personas; se sienten en un estado de armonía.
Es el
momento en el que se presenta la ocasión propicia, y si nos concedemos la
oportunidad de experimentar, cerramos los ojos y conectamos sintónicamente con
la armonía, podemos percibir, sentir, que estamos viendo
de una manera diferente a la normalidad, como si lo viésemos todo por primera vez, más bien, como si los objetos, las cosas,, con presencia plena, nos
estuviera mirando a nosotros.
En ese momento aprendemos a ver de verdad, sin
forzar, y a que nos vean, a conectar con algo más extenso, profundo y
maravilloso que la limitación de nuestra propia individualidad.
Guillermo PA.
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