Prestamos una indiferente importancia a un factor que está
generando colateralmente problemas de visión; en la sociedad actual las
personas se aprisionan, en tiempo real, en sus propios pasados, quedándose cautivos
de acondicionamientos que no sirven nada más que a su propia continuidad.
Sin embargo dentro de nosotros, a la espera de recuperar la
percepción luminosa de nuestra visión, vive un nivel que no puede olvidar lo
que es correcto, brillante, verdadero, al igual que el sol no puede olvidar de
alumbrar cada día.
Se nos olvida que nuestro sistema visual es altamente
receptivo a la luz, que la noria que nos lleva sin cesar al pasado genera persianas que se van cerrando más y más,
produciendo más y más sombras y oscuridades; el reino de los miedos, las
carencias, las inseguridades…
Existe siempre, en nosotros, una opción espiritual superior
en cada momento (si elegimos estar presentes); nuestra voluntad de practicar
conscientemente su presencia.
Cuanto más nos pongamos en la presencia de esta luz que
mora en nosotros, más vamos a ver que aparecen pequeños grandes milagros ante nuestros propios ojos.
Guillermo Peña A.
www.visionevolucion.com
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