Resumen del artículo de David Robson en BBC Future 19
enero 2015
¿La miopía es genetica?
La idea de que la mala vista es
principalmente genética nunca me convenció.
Investigaciones
recientes sugieren que estas asunciones son erróneas. Factores ambientales de
la vida moderna pueden tener una influencia en el asunto. Y con unas pocas
medidas preventivas, podría evitarse que muchos niños sufran.
La miopía es una especie de epidemia: entre un 30% y 40%
de la población de Europa y Estados Unidos. Y esa cifra alcanza el 90% en
algunos países de Asia.
De hecho, investigaciones llevadas a cabo con esquimales
en Canadá deberían haber resuelto esa cuestión hace unos 50 años.
La alfabetización pudo tener que ver con el incremento de
la miopía, pero no lo explica todo. "La miopía es una enfermedad
industrial", dice Ian Flitcroft, del Children's University Hospital de
Dublin, en Irlanda.
Fue sólo después de que se diera un cambio en el entorno
cuando el problema comenzó a emerger. Son muchos los que ahora argumentan que
es el tiempo que hemos permanecido bajo techo lo que tiene peso en el deterioro
de la vista.
Estudio tras estudio, desde Europa, pasando por Australia
y hasta Asia, se ha hallado que la gente que pasa más tiempo al aire libre es
mucho menos propensa a desarrollar miopía que aquellos que permanecen la mayor
parte del día entre cuatro paredes.
Luz natural
Una de las explicaciones más populares es que la luz del
sol nutre en cierta forma los ojos.
La luz solar estimula la producción de vitamina D, que es
responsable de un sistema inmunológico y cerebro sano, y también podría regular
la salud ocular.
Una idea más aceptada es que el sol provoca la liberación
de dopamina, un neurotransmisor que actúa en los ganglios basales del cerebro. La
miopía es causada por un crecimiento excesivo del globo ocular, lo que hace más
difícil enfocar una imagen en la retina. Y la dopamina parece ayudar
precisamente en esto.
Cuestión de color
Lo de la buena vista también podría ser una cuestión de
color.
Las longitudes de onda verdes y azules se concentran en
la parte delantera de la retina, mientras que la luz roja alcanza la parte
posterior.
Como la iluminación de los interiores tiende a ser más
rojiza que los rayos de sol, el desajuste podría confundir los mecanismos de
control del globo ocular.
"Esto le dice al ojo que no está enfocando bien y
que, por tanto, debe crecer y compensar el desajuste de alguna manera",
dice Chi Luu, de la Universidad de Melbourne, en Australia.
La exposición a la luz natural puede hacer una diferencia
importante para la salud visual.
Por su parte, Flitcroft cree que el problema radica en el
desorden de objetos que nublan nuestro campo visual.
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