Todos estamos cegados de alguna manera, ya sea por
predisposiciones cognitivas, creencias, ignorancia, ira, dolor, vergüenza o deseo.
Avanzando por la
vida, algunos de nosotros, empezamos a darnos cuenta de que nuestra ceguera,
inadvertidamente, causa dolor a nosotros mismos, o a los demás. Podemos cambiar
el culparnos, o culpar a los demás, por nuestros puntos ciegos y utilizar esta revelación
consciente y usarla para aprender a ver.
Toda curación consiste en hacer lo invisible, visible.
Al hacerlo, nos damos cuenta de que nuestra ceguera es
temporal, y que, con consistencia y determinación podremos abrir los ojos y ver
lo que no pudimos ver anteriormente.
Guillermo Peña A.
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