"Mi verdadero ser, la esencia de mi
naturaleza, es inviolable e inaccesible a los ataques del mundo."
Henri
Amiel.
Vivimos orientados hacia el exterior, y nos parece que
nuestras vidas se están determinándose desde el exterior, sin prestar la suficiente importancia a nuestros estados internos ( Las
formas del contenido de nuestros pensamientos y sentimientos determina la forma en que interpretamos lo que vemos).
Creemos que las
cosas que vemos que vienen a
nosotros son buenas o malas en sí mismas. Por ello solemos tomar decisiones
basadas en lo que vemos que viene hacia nosotros, sin darnos cuenta de que
nuestra misma interpretación de lo que vemos es una opción que ya hemos tomado
sin saberlo.
Por lo tanto vivimos convencidos en la creencia errónea de que estamos a merced de los acontecimientos externos.
Por lo tanto vivimos convencidos en la creencia errónea de que estamos a merced de los acontecimientos externos.
La vida no viene a nosotros desde afuera hacia adentro, a
pesar de que esa es la manera en que siempre la hemos visto.
Nuestro comportamiento se basa en lo que nuestra mente identifica como la causa del problema.
Nuestro comportamiento se basa en lo que nuestra mente identifica como la causa del problema.
Mientras sigamos
buscando nuestros problemas de afuera hacia adentro, no puede haber una
verdadera solución.
En lugar de centrar nuestras energías en tratar de
protegernos del enemigo falsamente percibido, comencemos a ver que nuestro
verdadero enemigo esta infiltrado en sistemas de creencias que hemos asimilado,
los cuales son totalmente contraproducentes.
Una vez veas a los
verdaderos enemigos (creencias paradigmales obsoletas, negativas) empezarás a ver una nueva y verdadera comprensión de tí
mism@ ,una nueva y compasiva comprensión de los demás, incluidos los que
habían lastimado antes.
Desarrollando esta
nueva manera de ver y comprender tu
vida habrás sanado de adentro hacia afuera, y ahora si, el exterior reflejará la verdadera fuerza, la alegría de tu
ser interior en pleno desarrollo.
La experiencia de cada momento de nuestra vida es un
reflejo directo de nuestra naturaleza.
Nunca experimentamos
algo que no surge directamente de nuestra propia vida interior.
La vida siempre ocurre de adentro hacia afuera.
Una de las maravillas de nuestras vidas es que un proceso de curación natural está a nuestro alcance,
cuando nuestra vista despierta y permite que la Verdad derrame su luz curativa.
Guillermo Peña A.
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